451editores

Reconozco soy mujer de extremos y también que esta actitud no resuelve mis conflictos internos ni de cualquier otro orden. En esta justa medida encuentro saciada este ansia compulsiva que me rige, asaltando librerías jabalina en mano. De esta manera di con 451editores, una propuesta del Grupo Luis Vives.

El diseño es muy atractivo a la vista, teniendo en cuenta tengo especial predilección por las ediciones con sobrecubierta y pavor hacia el rojo. El código de barras del lomo es funcional, la paginación creativa y el modo de comenzar cada capítulo con la primera línea en mayúscula rompe con la concepción estándar de un libro de literatura. Muy chic las fotos punteadas en las guardas.. son los extras de una maquetación excelente. Incluso cuando el hilo de seda con el que está remendado el libro seduce -a la vista- entre alguna de sus hojas.

Después de una ruptura sentimental, la otra parte implicada me recomendó la lectura de “No nos educan para amar”... No cabía en mi de asombro, ¡UN LIBRO DE AUTOAYUDA! Afortunadamente no salí de la librería acompañada de este libro en exclusiva; porque hasta que llegué a casa no reparé en esta decepcionante nota.

Durante aquel mes conocí a Ismael Martínez Biurrun con la publicación de su segunda novela ROJO ALMA, NEGRO SOMBRA. Una idea para nada sencilla cuya linealidad se traza con una sutil composición de sus personajes.

Entre los cuentos de Enrique Prochazka CUARENTA SÍLABAS, CATORCE PALABRAS y Eider Rodríguez CARNE, prefiero los de esta última, absolutamente atroces, sorpresivos y contundentes. De él puedo decir que su complicada narrativa estimula la sintaxis gramatical aunque no considero sea la técnica más recomendable para este género; supongo se debe a la deformación profesional.

A modo de CINCO HORAS CON MARIO, Fernando Marías y Miguel Tomás-Valiente presentan la trama a través de un legado casi en extinción: ¡La carta postal! Con ESTA NOCHE MORIRÉ y EL HIJO AUSENTE, respectivamente. En este caso el testimonio elegido como favorito ha sido el primero: acojonante, increíble, fascinante y maquiavélico, chapó. La otra historia me resulta fría, poco cercana, poco creíble por el desconocimiento empático de los protagonistas.