martes, 23 de diciembre de 2008

El Buen Urbanita


7:10 de la mañana: somos cebo del dragón subterráneo que nos digiere en sus tripas. con cierta diplomacia las cabezas que bambolean en su digestión, entre una y otra defecación, pares de ojos sesgados, ora con legañas ora abierto como platos, fijan su mirada en la posibilidad de restar hasta llegar a su destino a través del intestino.

El ayuno es una práctica habitual en esta ciudad hasta llegar al bar donde café y porra acompañan la escasa verborrea junto al parte matutino televisado. Por la tarde más charlatanes somos más partidarios de concesiones, burocracias hasta prácticas insólitas de la comunicación con extraños como la solidaridad, comprensión y ayuda.

Al amanecer a nadie apetece portar peso, suficiente es el cargo de nuestras conciencias. La celeridad, las prisas, la indiferencia con quien compartimos asilo en el transporte público se respira en el aliento seco de los más allegados en la proximidad física, que debiera producir una cierta empatía por estos casuales compañeros de viaje.

Mi padre, abogado, me acusa de "defensora de las causas justas", pero no elegimos a todos los que se nos acercan ni son aciertos aquellos a los que nos juntamos.

Abarrotados en un espacio limitado, de pequeña al debatir la existencia temía el crecimiento demográfico nos empujara al límite de la tierra lanzándonos al mara nuestra suerte...

Dentro de las fauces de acero, abrazados a uno de sus conductos de metal como si hiciéramos piña deportiva para animar la partida, en su interior nadie sabe como el sol va despejando las dudas de si hará calor, lloverá o solo el viento azotará nuestras indefensas orejillas, tampoco se cuestionan por qué no somos de verdad un equipo. Sordos por opción propia.

A una fila de lectores absortos hice notar una pasajera se encontraba inválida y desvalida, solo uno respondió de mal agrado y cedió su lugar. La mujer no se manifestó, solo al cabo de un tiempo con el movimiento rotativo de nuestros cuerpos, un hombre agradeció ser como soy, gracias por ser como eres, su sonrisa decía su jornada sería más plena, y él más satisfecho.

Su ofrenda sonrojó mis previas intenciones ejecutadas, pero ayudar a esa mujer no me hizo sentir mejor; sí la muestra de afecto de otro perdedor de este juego.

3 comentarios:

Katrina Van Dassos dijo...

Chapeau.
Coño, que de pie también se puede leer.
Me encantan tus letras.

El siguiente capítulo ha de ser el de: dejen salir antes de entrar.


Por cherto, no comprendí lo de la madam... jajaja. Sigo sin saber dónde está el libro. hahaha. Y creo que te han respondido en mi tablón... el señor anónimo.

pilirroja dijo...

oye, maha!!! mira que no acordarte el día de tu cumpleaños no llevabas mocho y me quedé yo con el libro????

EL de la madam digo; y a lo que no entiendes: que podíamos cambiarlo por el que te recomienda el anónimo, si es que estuviera el ticket todavía dentro...

AH! y el día de ayer escribí 2 textos... así que te toca partida doble.. o nada...

sales hoy?!!!

Katrina Van Dassos dijo...

RRRRRRRrrrikechhhhhhhh!!!!!!!!!!!

Mañana noche de reyes ki haces?
Lo mismo todavía anda por akí el colega, cada vez menos familia, hahaha. Asín ke aún dependo de noticias... pa saber mis planes.

Ya te contaré, paloma.
Un besiññññññññooo